jueves
la playa
Este verano pasé mucho tiempo disfrutando del mar y de la playa.
Nadé en aquellas verdes aguas sin el temor de mi niñez (de que apareciera un monstruo marino desde las profundidades y me engullera, o que un tiburón enorme me arrancara la pierna de un mordisco) y me dejé seducir por el vaivén de las olas y el brillo titilante de los rayos solares reflejados en el mar.
Sentí que estaba recibiendo un regalo, que era afortunada por notarlo en el aquí y en el ahora.
Me sorprendí permitiendo sonriente que el agua de mar y el sol de verano me envolvieran...
Y así, mi cuerpo y mi mente se dejaron mimar por el viento suave y tibio, por la caricia de las olas y por la calidez del sol en los días de verano.
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